Discriminación

Los gatos somos animales de compañía dicen. Lamento decirnos que no. Los gatos somos animales. Y punto. A algunos nos gusta tener compañía, a otros no. A algunos nos gusta tener a alguien para jugar, a otros no. Si lo pensáis bien es justamente como os pasa a los humanos. Lo que sí que tengo claro es que no somos animal para compañía de cualquiera. E incluso me atrevería a decir que una persona intolerante jamás debería tener un gato (a menos que quiera redención y aprender tolerancia, entonces ¡adelante!).

Los gatos hemos nacido para desenmascarar la intolerancia y la opresión. Somos seres libres que se codean de otras almas libres y tolerantes como ellos. Sin más.

Y desde aquí, y sin que tenga absolutamente nada que ver os planteo:

¿creéis que es justo que una talla grande de ropa o calzado resulte más cara que una inferior?

Os voy a responder: NO LO ES.
La justificación que, como gata intergaláctica, he oído muchas veces es que si se utiliza más tela, tejido... etc. No os engañéis, es una forma de discriminación. Lo que el empresario podría hacer es "globalizar" (esa palabra que tanto les gusta tener en la boca a los de su estirpe) y sacar un precio medio global de todas las tallas que realicen porque, aunque vaya en detrimento de su fábrica hacerlo a la vieja usanza, el cliente final se siente discriminado. Y no es esa la solución para que adelgace si fuera el caso, pues lo que obtiene es desasosiego y desesperanza porque esa persona quiere vestirse, sentirse guap@. O porque a lo mejor es una persona grande, en su peso, sin más y él o ella no escogió ser de ese tamaño. Igual que no escogemos el color de nuestro pelaje no podemos escoger nuestro tamaño, así que pretender cobrar más por una talla grande me parece un abuso y una discriminación!